Mi pobre angelito es una de las aventuras clásicas de esta época. Dirigida por Chris Columbus y con guión de John Hughes, un símbolo de las “comedias livianas” de comienzo de los ‘80. La película dejó para el recuerdo eterno a Macaulay Culkin como Kevin McCallister, el nene al que su mamá olvida solo en la casa y se defiende de los ladrones.
Gremlins: En 1984, Joe Dante construyó una historia navideña universal: un pueblo desbordado por el ataque de unos bichitos que parecen muy dulces, pero que no tienen nada de tiernos. Gremlins tiene todo el espíritu navideño incorporado a una trama explosiva, cómica, sobrenatural, pero también con un humor negro difícil de igualar. Un chico recibe de regalo una extravagante mascota que se llama mogwai. Cuando no cumple las reglas básicas de crianza del inocente Gizmo, otras criaturas nacen y mutan en seres verdes y descontrolados que provocan un desastre detrás de otro.
El Grinch, del año 2000, es la adaptación live action de la conocida obra infantil ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!. Protagonizada por Jim Carrey, es un film que sigue teniendo presencia entre los más chicos porque muestra una historia sin pasados, presentes ni futuros. Dirigida por Ron Howard, la historia es la de un ogro verde al que llaman el Grinch, que siempre vivió en las montañas, alejado del pueblo de “Villa Quién”, que se prepara todo el año para cantar los villancicos de Navidad. Como no tolera pasar sus días así, durante esa noche, decide robar los regalos de Papá Noel.
Lejos de lo fantástico que pueda parecer el género navideño, hay algunas películas más nuevas que buscan ser disruptivas. Fatman, que se estrenó en 2020 y pasó desapercibida debido a la pandemia, es un gran ejemplo de cómo una de acción puede ser original y entretenida. El film construye una historia que mezcla el western moderno, al estilo Fargo, con el humor más oscuro que pueda existir. El asesino interpretado por Walter Goggins es otro punto alto de esta película no tan explorada por el público en general.